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Los Huacos del Vikingo (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Posiblemente los árboles fueron
traídos de la selva al someter a los Chachapoyas,
Opataris,Manosuyos, Manoríes y Chunchos, tomando la ciudad
fortificada de Kuelap. Seis años después
regresó Tupac Yupanqui al Cusco. Las fiestas que se
celebraron en su honor fueron de las más fastuosas de las
que tuvo memorial el imperio. Se dice que de ahí
quedó un espíritu de alegría en la ciudad
imperial. El anciano Pachacutec murió meses
después, y Tupac Yupanqui fue coronado Inka;continuando
sus exploraciones y conquistas. Históricamente los incas
descubrieron la Oceanía antes de Magallanes, que en 1,521
llegó a las Marianas, y antes que Alvaro Mendaña
que llegó a las Marquesas en 1,598. Esa es la historia del
viaje de Tupac Yupanqui.

Por los ventanales del buque fluvial se
mararavillaban de la espesa vegetación, que les daba la
bienvenida con el canto de las aves multicolores y el
griterío de los monos. En las riberas los cocodrilos los
miraban con lágrimas de impotencia, mientras las mari
mariposas terminaban de pincelar el selvático
espectáculo.

El río Marañón era
como una serpiente policromada, que brillaba al igual que un
diamante al ser interceptado por los rayos solares.

Verdaderamente daba pena ennegrecer la
belleza amazónica con el blanco veneno de la droga
alienante.El cielo se enlutaba con las nubes negras por la muerte
del sol.

Los cuatro viajeros hicieron el transbordo
hacia unas canoas. Del Pongo de Rentema fluvioraron al
Marañón y de ahí al Utcubamba. El viaje en
canoa resultaba ser más arriezgado pero más
entretenido por el peligro que presentaba.

Al pasar por los pueblitos de Bagua se
acordaron de los saurios prehistóricos que habían
existido en esos lugares.El Museo de Historia natural de la
avenida Arenales les proporcionó esa información
cultural.

Antes de llegar a la ciudad capital, se
bajaron en una orilla campestre y exploraron la frondosidad de la
jungla chachapoyana. Frondosidad que había descubierto
Tupac Yuyanqui al someter a las tribus amazónicas.
Ahí se olía a Selva. Se olía a historia. Se
olía a raza serrana confundida con el aroma de la etnia
rupana.

Subiendo una montaña de
vegetación alcanzaron la ciudad fortificada de
Kuélap. Las nubes merodeaban a los visitantes. El
atardecer anaranjado se transcoloreaba con el cielo de celeste
turquesa.Se sentía las vibraciones energéticas de
los antiguos incas y de los antiguos chachapoyas.

Al anochecer bajaron a la ciudad de
Chachapoyas. Ciudad selvática sitiada por una gigantesca y
calurosa vegetación. Refrescada por las aguas torrentosas
del río.

_Mañana temprano tomo una avioneta
en el Marañón. Esta me lleva a Tocache. Ahí
coordino con la compañía maderera. De paso veo el
asunto de los huacos.

_¿Dónde queda
Tocache?_preguntó Valkiria al Vikingo.

_Al sur de Amazonas. En el departamento de
San Martín. A unos doscientos kilómetros de
aquí_se adelantó en la respuesta Auquí,
quien a la vez le advirtió al Vikingo_.Pero esa zona es
peligrosa………ten
cuidado………

El Vikingo se reía y le
respondía moviéndole la cabeza, en signo de perder
cuidado.

_¿Por qué es peligrosa esa
zona?_quizo saber Valkiria.

_Porque ahí trafican droga.En ese
lugar el ejército se ha enfrentado contra los
narcotraficantes_explicó Ilary.Mientras Valkiria miraba
aterrada a su pareja.

_¡No tengan miedo!_exclamó el
noruego_.Mi país y el estado me protegen desde
Lima.

Y es más……si tu no te
metes con los narcos……..ellos no se meten
contigo.

_¡Sí! Pero te pueden
sembrar_interrumpió Auqui.

_¿Qué significa
sembrar?_indagó el Vikingo.

_Significa que cuando los narcos quieren
liberarse de la droga, al ser perseguidos por la justicia,te
ponen la cochinada sea en los bolsillos o en tu mochila, en la
avioneta.O en los mismos huacos. Tú no sabes quien te la
puesto.De esa manera apareces como culpable.Lo mismo hace la
policía contigo cuando no le quieres dar
plata_detalló Auqui.

_Seré tonto para no darme
cuenta.

_Serán tan tontos ellos de no
cuidarse que tú te des cuenta_Jugó con las palabras
Auqui.

_Mejor no vayas a ese sitio_aconsejó
atemorizada Valkiria.

_¿Bueno vamos a realizar la
aventura….sí…..o……no?_enfatizó
el Vikingo.

Todos afirmaron la aventuresca con la
expresión de sus rostros. Simultáneamente Valkiria
aconsejaba con inquietud nerviosa.

_¿Pero por qué no vas a otro
lugar? Pienso que otros sitios de la selva hay aserraderos y
troncos también?

_Porque nuestros compatriotas han hecho el
contrato con Tocache desde Lima. Se quiere tener los mismos
troncos de árboles de los chachapoyas, que posiblemente
utilizó en su balsa para navegar hasta Polinesia. La
aventura siempre es peligro,riezgo hermanos.

Me sorprenden tus temores
Valkiria.

Esa noche durmieron intranquilos los cuatro
viajeros. El Vikingo soñó que era atrapado por los
soldados del ejército. Valkiria se veía cantando y
declamando en la cárcel de mujeres. Auquii también
tenía sus temores. Desconfiaba del Vikingo pero
quería demostrarle que era un valiente aventurero como
él_"La valentía no sólo es de los europeos
sino también de los incas"_repetía mentalmente
Ilary temiendo perder el negocio de los huacos de la
soñada odisea.

Al amanecer el Vikingo tomó una
canoa en el río Utcubamba. Sus amigos lo despidieron con
una ligera tristeza. Auqui se lo imaginaba muerto,
tirándole una flecha incendiaria para que ardiera su
cadáver en su nave. Así solían hacerlo los
antiguos normandos allá por sus épocas de
oro.

En el río Marañón lo
esperaba una hidroavioneta que lo elevó hacia Tocache.
Durante el corto vuelo iba con un cierto remordimiento por estar
engañando a esa comunidad de amor que lo aquilataba como
un hermano de sangre.

Contemplando los ríos y las
montañas de vegetación se olvidó de ese
remordimiento que constantemente lo atormentaba.

En el corazón de toda una arboleda
había un palacio blanco como la cocaína.
Parecía un sueño celestial del Asgard. Guardianes
enfusilados cuidaban la fortaleza palaciega al pie de sus
ciclópeas columnas. Abriéndose una elevada puerta
de vidrio, con aplicaciones doradas, ingresó a los salones
de la residencia. Conforme iba pasando las habitaciones se
sentía como un bárbaro diplomático dispuesto
a entrevistarse con el rey medioeval de un castillo.

La arquitectura interior estaba revestida
con estilizados espejos de pan de oro, muebles y consolas Luis
XV. Alfombras persas de variados colores y dibujos hacían
descansar la mente del visitante. Los jarrones etruscos,bustos y
estatuas romanas reflejaban la jerarquía imperial del
dueño de casa. Pinturas barrocas y gobelinos
neoclásicos te invitaban a vivenciar un nuevo Versalles.
Las luces de las arañas de cristal hacían reflejar
más los destellos dorados de los luiseanos mobiliarios
reales. La majestad del "Rey sol" se

multiplicaba en sus áuricos
espejos.Era un sinnúmero de adminículos que
maravillaban a cualquier invitado de la corte.

Su ensimismamiento fue desalienado cuando
el mayordomo acompañante lo dejó frente a un hombre
coronado que se encontraba sentado en un sillón
dorado.Detrás de él había una manpara de
color ámbar que regulaba la luz de un patio
jardinesco.

Invitándolo a sentarse en un
confortable el tipo se presentó:

_Encantado de conocerlo señor Olaf
Varanger. Yo soy el Rey Midas.¿Habrá usted
escuchado hablar de ese rey?

_Sí claro. Lo leí en mis
cuentos infantiles de la escuela_afirmó Olaf.

_Muy bien. Hablamos el mismo idioma
entonces.¿Qué sucedía cuando el Rey Midas
tocaba cualquier cosa?_preguntó el supuesto
reyesuelo.

_Lo convertía en oro. A tal punto
que no podía comer porque también sus alimentos los
convirtió en oro_respondió Olaf.

_¡He ahí la
diferencia!_exclamó el soberanillo_.Yo todo lo que toco lo
convierto en oro pero no me muero de hambre como el Rey
Midas_ambos sonrieron.

_¿Y sabe por qué no me muero
de hambre? Porque nunca fallo.

_Eso veo_constató Olaf mirando a su
alrededor.

_No soy como usted que ya me falló
al no poder matar a ese juez a uno de mis hombres más
importantes de mi blanca empresa.

_Disculpe usted el error_avergonzadamente
se excusó Olaf.

_No se preocupe. No lo he matado por
haberme fallado como lo he hecho con otros de mis hombres_Olaf se
puso nervioso. Bajó el rostro.

_¡Vamos hombrón! Los Vikingos
son valientes. Y usted lo va a demostrar cruzando el
océano.¿No es cierto?

_Claro que sí_asintió
Olaf.

_Admiro mucho su valentía
señor Varanger. Estoy descubriendo que los vikingos se
parecen a nosotros los colombianos en cuatro aspectos:Son
valientes, aventureros, ambiciosos y leales. Yo creo que somos
gemelos ja-ja-ja-ja-ja.

_Usted es valiente porque no me tiene
miedo.¿Verdad?_inquirió el Vikingo.

_¡Claro! No le tengo
miedo_respodió inseguro Olaf.

_¡Así se habla carajo! Los
hombres tenemos que tener cojones. En esta empresa necesitamos
gente valiente y aventurera como usted. Gente que cruce
océanos,ríos y selvas pantanosas. Gente ambiciosa
de grandes sumas de dinero y leales como los vikingos.

Ja-ja-ja-ja-ja-ja_reía el mafioso
colombiano.

__¿Sabe usted lo que hacemos
nosotros los colombianos con los traidores?

_Debo de suponerlo_replicó
timorato.

_¿Qué supone
usted?_interrogó el narcotraficante.

_Los matan.

_No hombre. Matar es algo muy simple y
brusco. Lo hacemos flotar en el río bocabajo para que se
tome toda el agua del mundo como dicen los brasileños
ja-ja-ja-ja.

Olaf reía en coro con el facineroso
de una forma aduladora, aterradora y condescendiente.En sus
piernas sentía los pasos de la muerte.

Minutos después recibió
instrucciones del Colombiano. Los narcohuacos cumplirían
cuatro itinerarios:La frontera con Colombia en la selva de
Loreto. Luego la capital limeña. Después las islas
oceánicas y finalmente Malasia.

Era sorprendente ver al diminuto colombiano
dar órdenes al gigantesco noruego. Si un político
hubiera presenciado esta escena diría que la
europización se invirtió con la latinización
del imperio de la droga.

El colombiano abrió la mampara de
ambar para cruzar con Olaf un espacioso jardín adornado
con arbustos ,con formas de personas y animales, y piletas que
irrigaban a unas estatuas blanquecinas. Habían dos
niveles. En uno se encontraba una glorieta con piletas de
niños de bronce. En el otro una piscina de losetas
anaranjadas.

Después de cruzar el pintoresco
jardín se internaron en una pequeña selva, donde en
algunos árboles estaban unos esbirros encapuchados. Estos
los acompañaron hacia un pequeño descampado que
tenía en el centro un jardincillo rectangular de unos
cinco metros de largo y dos metros y medio de ancho, adornado con
flores de llamativos colores.

Aquel jardincillo era la puerta de una
mazmorra que se abrió automáticamente en cuanto se
aproximaron los cómplices.

En el subterráneo estaba todo el
laboratorio donde se preparaba el clohidrato de
cocaína.

Cuando Olaf miró las hojas de coca,
se acordó tristemente del Taki Oncoy. Se acordó de
los sueños dorados de los incas. Se acordó de Auqui
e Ilary. Se acordó de esos amigos que había
defraudado.

En ese maldito laboratorio Olaf dejó
a los huacos para que se transformaran en narcohuacos. Cientos y
millares de réplicas se elaborarían con el
clohidrato de cocaína. El pasado histórico de los
antiguos peruanos era mancillado por la historia de los
blancos.

Se comenzaron a multiplicar las
réplicas de los huacos vikingos, eróticos y
oceanográficos. Esa malévola reproductora
cambiaría el destino de la magna
travesía.

Para celebrar el futuro éxito del
negocio el colombiano llevó a Olaf a su sala de
recepciones,donde le ofreció una fiesta al estilo de los
vikingos. Bebieron vino en cuernos de marfiles. Comieron
gigantescas presas de carne. Bailaron grotescas danzas con bellas
mujeres, rubias y pelirrojas. Finalmente terminaron encamados con
ellas sobre unas pieles que absorbieron sus nauseabundas
orgías.

El Vikingo no aceptó tirar las
hachas en las trenzas de las hermosas mujeres, que
sobresalían de los cepos capitales. El Rey Midas si
tenía buena puntería.

Las sierras eléctricas cortaban los
árboles como los filudos colmillos de los dragones
escandinavos. Compitiendo con la tecnología forestal el
Vikingo descargaba la fuerza del hacha en la corteza de un
árbol a lo igual que el dios Thor con su mazo.

En el descanso de la jornada el Vikingo
preguntó a su comunidad:

_¿Por qué están
tristes?

_Porque nos da pena como se matan a los
árboles_contestó Valkiria mirando con
melancolía a los troncos caídos.

_¿Pero los árboles no tienen
vida?_se defendió el Vikingo.

_Tienen vida vegetativa. Así como
nosotros tenemos vida animal. Ellos también tienen
alma_intentó culturizar Auqui.

_Bueno…….le vamos a dar una
nueva vida cuando crucemos el océano_buscó un
pretexto el Vikingo.

_Vikingo los pobladores también
están tristes_participó Ilary.

_Ya. Está bien……..no me
hagan sentir mal. Más tarde les daré unos
dólares a cada uno de ellos y se olvidaran de que los
árboles tienen vida.

_Como se ve que tienes dinero_volvió
a pronunciarse Auqui mirándolo con sorna y
desconfianza.

_No es mi dinero. Tampoco es mío el
que les he dado como adelanto de los huacos que se van a vender.
Todo es plata del Instituto y de la compañía que
nos financia.

_No te estamos reclamando
nada_replicó Ilary.

_Pero me parece que me están
desconfiando de mi economía. Pueden revisar mis
pertenencias si lo desean.

Los días pasaban y los
árboles caían como las hojas del otoño.Auqui
y el Vikingo hachaban los endurecidos tallos de la arboleda.
Ilary y Valkiria admiraban sus musculaturas detonantes de fuerzas
hercúleas.

Los rayos del sol se entremetían
entre las ramas con un incandescente calor agobiante
quitándole la frescura a los sufridos trabajadores. Las
noches erán para ellos bendiciones celestiales. Las
celebraban respirando los vientos veraniegos de la ciudad
chachapoyana. Aquellos tiempos fueron duros y suaves.

Dos selvas diferentes se vivían en
el oriente peruano. La selva del paraíso bendecido y la
selva del paraíso perdido.

En la selva del paraíso bendecido,
Auqui, Ilary y Valkiria acariciaban la suavidad de la
cerámica de los huacos de la cultura Chachapoyas. Mientras
en esos momentos, en selva del paraíso perdido manos
mafiosas fabricaban huacos con el polvo del clohidrato de
cocaína.

Valkiria se enternecía al contactar
con su rostro los cuernos del casco de su amado. A doscientos
kilómetros de distancia, el Vikingo observaba como se
confeccionaban los cuernos de los huacos
nórdicos.

Un orgasmo de plenitud de alegría
llenaban las almas de Auqui,Ilary y Valkiria al soñar con
los éxtasis de amor de los huacos eróticos. Una
mente pornográfica y mercantilista se impregnaba en los
narcoartesanos al modelar los huacos eróticos.

Ensueños de alta mar hacen dormir a
Auqui, Ilary y Valkiria en la posada de Chachapoyas.En Tocache el
Vikingo tiene pesadillas donde su balsa navegante,que tiene de
vela el billete con la cara diabólica de Franklind, es
devorada por un gran mounstro marino.

La avioneta iba y venía de Tocache a
Chachapoyas. El Vikingo iba y traía los narcohuacos que se
fabricaban por millares. Estos se guardaban en unos almacenes
secretos. Los bolsillos del Vikingo se inflaban con los
dólares que el Rey Midas le proporcionaba.

Los narcohuacos tenían un
bañado de un líquido especial que neutralizaba la
detección de la droga que los
constituían.

Auqui, Ilary y Valkiria siempre volteaban y
agitaban los narcohuacos para ver si caía el malsano polvo
blanco.

_Usted sabe que si ya se terminaron de
cortar los árboles que se necesitan, entonces
también tenemos que terminar con los huacos.

_Claro. Eso ya lo habíamos
previsto.

_Guárdese bien esos dólares
en la mochila. Sabe usted que tendrá muchos más en
Colombia,en Lima y en la otra parte del mundo.

_Gracias…….gracias…….si lo
sé…….confío en usted_agradeció
el Vikingo mirando la expresión sonriente de
Benjamín Franklind en cada billete de cien
dólares.

_También yo confío en usted.
Es usted muy pesado para que flote en el río. Se puede
hundir…….je-je-je-je-je.

El Vikingo nerviosamente prolongó la
risa ante la macabra broma.

_También confío en que usted
de esto no le dirá a nadie de sus
compañeros,¿verdad?

_Pierda usted cuidado. Lo han sospechado,
pero al no haber pruebas…….todo está bajo mi
control. Nada malo pasará.

_Eso espero. Hoy día usted se lleva
los últimos huacos que serán negociados en
Lima.

El destino de los otros ya está
asegurado en Chachapoyas.

En ese momento tembló la mesa del
escritorio y las arañas de cristal sonaron como
castañuelas.Algunas clásicas estatuillas se
cayeron. Roma empezaba a derrumbarse.

_¡Puta madre! ¿Qué
sucede? ¡Maldita sea!_gritó el Rey Midas.

_¡No sé! ¡Pero ese ruido
es de helicóptero!_se espantó el
Vikingo.

Intespectivamente entró a la sala un
esbirro alarmado_¡Majestad el ejército está
atacando. Han descubierto el palacio!

Ya se estaban escuchando ráfagas de
ametralladoras y comenzaban a reventarse los vidrios de las
ventanas.

_¡Defiéndanse con las mejores
armas que tenemos.Dile a los muchachos que triplicaré sus
sueldos si no dejan que el palacio caiga en poder del
ejército!_prometió el Rey Midas.El Vikingo
corrió junto con él hasta el jardín. Un
helicóptero que sobrevolaba les tiró una granada
que no logró su objetivo. En milésimos de segundos
un esbirro-centinela, de una de las torres de defensa,
sacó una ametralladora de gran alcance y derribóal
pájaro de acero. Este provocó un gran incendio
explosivo al caer en medio del jardín.

Los dos narcotraficantes alcanzaron la
mazmorra. El Rey Midas bajó las escaleras y
ordenó:_¡Rompan los huacos! ¡Rompan los
huacos! ¡No hay que darles a ganar plata a los cachacos!
¡Que no haya cuerpos del delito en el juicio! ¡Parece
que la estamos perdiendo! ¡Pulverízenlos!
¡Háganlos polvo! ¡Boten el polvo a los waters
y buzones! ¡Boten!

Los narcolaboratoristas, con las cachas de
sus pistolas, comenzaron a destrozar los huacos hasta
convertirlos en tierra. Otros fueron imposibles de
desaparecer.

La puerta de la mzmorra se abrió. Un
esbirro habló:_Majestad hemos perdido la
batalla.

Los soldados ya están cruzando el
jardín.

El soberano algo estoico ante la
situación y los tiroteos que se escuchaban en el bosque,
dictaminó:_¡Agarren sus armas y defiéndanse!
¡El que quiera huir que lo haga! ¡Aquí nadie
es héroe de la patria!

Luego corrió con el Vikingo hacia
una puerta metálica que la abrió con un control
remoto.Los narcolaboratoristas lo siguieron. En el interior se
encontraba una caja fuerte de puerta dorada y al lado la abertura
de un túnel. Estaba custodiado por dos
esbirros.

Abrió la bóveda con su clave.
Sacó unos fajos de dólares que impedían
cerrar la mano.

A cada uno de los narcolaboratoristas le
fue dando fajo por fajo._Adiós hermano nos vemos en Lima,
en Colombia o en el infierno.

Los narcolaboratoristas fugaron por el
túnel. El cogió dos bolsos de dólares
similares a los de Papa Noel. Uno cogió él y el
otro se lo dio al esbirro. Antes de ingresar al túnel
ordenó lanzar dos granadas al laboratorio
subterráneo. Toda la mazmorra voló en pedazos.Entre
la humareda de la explosión se percibía las caretas
de algunos narco-huacos al lado de las cabezas decapitadas de
unos soldados caídos.

Fueron los últimos en fugar por el
túnel. Cuando estaban corriendo por el serpentinoso
subterráneo el Vikingo miró los bolsos. Era un
láser que detectaba la cara sonriente de Franklind.
Pensó en matarlos a los tres y quedarse con el
botín pero inmediatamente se vio flotando en el
río.

Abrieron un arbusto secreto para salir del
túnel. Se dieron con la sorpresa que en la selva se daba
una batalla campal entre el ejército y los narcoesbirros.
Las fuerzas armadas llevaban ventaja con el ametralladero de sus
helicópteros y el lanzamiento de sus aerogranadas.Un
incendio los circundaba. Los cadáveres ardían en
llamas a lo igual que un crematorio.La escena era
dantesca.

Esquivando la balacera y disparando
intermitentemente los cuatro mafiosos llegaron al río
Huallaga.Ahi vieron al narcobuque fluvial destrozado e
incendiado.Después de maldecir el colombiano se
levantó la moral:_¡Que importa! ¡Nosotros nos
vamos a ir en las avionetas! ¡Vamos en busca de ellas!_pero
la primera avioneta la encontraron igual que el narcobuque. Al
correr por la ribera del río una bala mató a uno de
los esbirros. El colombiano fulminó al soldado
narcocida.

A pocos metros se encontraba la segunda
avioneta. Estaba intacta y camuflada por un ramaje fluvial del
Huallaga. Una pequeña serpiente le picó la pierna
al Vikingo.Cayó al fango. Botó el arma.
Pedía auxilio. El esbirro que se encontraba tres metros
adelante lo apuntó con su fusil:_lo siento.Justo en este
maldito momento te vienes a morir gringo.

Por tu culpa vamos a caer los tres_pero el
colombiano bajándole el fusil impidió que lo
mataran_Silencio. Por una bala nos pueden descubrir.
Además vivo o muerto el Vikingo siempre será una
prueba viviente de los narcohuacos_luego lo miró con
lástima y se despidió_Ya no te arrastres
más.Deja de gritar que nos van a escuchar.Disculpa gringo
pero ya no podemos esperar. Adiós.

Mirando el cielo vio a la avioneta elevarse
ante los disparos de los militares cazanarcos.

Ocultándose entre los arbustos
esperó que se retirasen los soldados.

El no quería morir por las balas del
enemigo. Tampoco como una bestia envenenada en medio de la
jungla. El quería morir en el agua como un vikingo.Por
qué no como pescador que había sido.

Guardó el arma donde estaban los
dólares.Se quitó la mochila. Arrastrándose
entre el fango y los arbustos intentaba llegar al Huallaga.
Sintió que la muerte se hacía presente con el canto
de las valkirias.

El río estaba cerca de él
pero lejos de sus posibilidades.

En el corto camino encontró una
lagunilla del río. Tenía unos dos metros de
diámetro y dos de profundidad. Una espesa
vegetación la rodeaba. Serpentiformemente se
deslizó.

Se hundió en el pequeño
caudal. Mentalmente pronunció la frase de:"En tus manos
entrego mi alma glorioso Odín.Con espada o sin espada
tú siempre serás mi adorado
Odín.Odín.Odín.Odín".

La misericordia divina se hizo presente.
Vio en la transparencia acuática que un pecesillo le
mordió la herida, saliendo de su pierna un líquido
oscuro. Inmediatamente se sintió aliviado_No voy a morir.
Odín aún me quiere vivo_pensó con
vehemencia.Convulsionando y con la rapidez de un lobo marino
salió abruptamente de la lagunilla. Tenía todos los
síntomas de un rescatado por los salvavidas.En ese
instante se desmayó.

Media hora después se
recuperó. Agarró su arma y su mochila.
Comenzó a caminar por la selva. Estaba anocheciendo. El se
encontraba mareado. Tenía nauseas y fiebre. Se agarraba de
los árboles para no caerse. La pierna volvió a
sangrar. Arrodillándose al pie de un árbol
vomitó. Veía que toda la arboleda le daba vueltas
como un carrusel. Volvió a desmayarse.

Vio una decena de ojos que lo
escudriñaban. No tuvo fuerzas para erguirse. Los
aborígenes pusieron su cuerpo sobre una camilla de
cañas. Se lo llevaron en hombros.

El se sentía como un monarca cargado
en el pavés.

Era una noche lunada cuando lo emigraron al
campamento salvaje. Lo pusieron cerca de la fogata principal. Los
indígenas lo rodearon. Algunos se arrodillaron. Hablando
sus dialectos señalaron la herida de la pierna que estaba
notoriamente hinchada.

Sorpresivamente llegó el jefe de la
tribu. Tenía una corona de plumas y asía con la
mano un cetro de caña que empuñaba una
pequeña calavera. Dio un grito imponente y se quedó
sólo con el paciente. Inició el ritual al ritmo de
los tambores tribales. Danzaba rodeando al Vikingo y cantando con
aullidos lobeznos. Alzaba su cetro de muerte. Miraba la herida y
la luna.

Improntamente cesó el canto, el
baile y el tamborileo. Se puso de hinojos e hizo reverencias de
veneración al fuego de la fogata. Luego sacó de su
bolso unas hojas vegetales, y quemándolas en la llama viva
se las ponía de una en una en la herida del Vikingo. Cada
grito de dolor era acompañado con un toque de
tambor.

Después de ocho toques de hojas
incendiarias el rey brujo y curandero a la vez, sacó de su
bolso un fruto rojizo del tamaño de un frijol y se lo dio
de comer. El no tenía fuerzas para hablar. Apenas pudo
abrir la boca. Tampoco puso resistencia al despedazo de sus ropas
humedecidas y fangosas. Le quitaron los botines. Lo
bañaron con impactantes duchasos de cántaros de
terracota. Poco a poco se dio cuenta que el masajeo que le
aplicaban las mujeres a su cuerpo era una especie de terapia para
los dolores óseos que lo atormentaban.

Le pusieron de ropa uno de los mantos
propios de la tribu. Le llegaba hasta los tobillos.

Volvieron a ponerlo en la camilla de
cañas. La mochila era su almohada. Ahí estaban los
dólares y el arma. Lo metieron a una choza y lo echaron en
una cama de pieles similar a la de los pieles rojas del
Canadá. El estaba feliz porque la almohada seguía
siendo su mochila que contenía los dólares y el
revólver.

Esa noche durmió placidamente en la
choza pese al estruendoso ruido del trueno. Recordó el
pararrayo de Franklind.

En su sueño aparecieron, al lado de
Odín, los dos reyes que le salvaron la vida: El Rey Midas
y el Rey brujo.También soñó que una joven
mujer de la tribu ingresó desnuda a la choza y le
besó todo el cuerpo diciéndole que lo estaba
curando.

Un radiante sol lo botó de la cama.
Estaba totalmente sano. La herida había secado. Alegre y
enérgico salió de la choza. Se puso a cantar, como
un canario, una vieja tonada vikinga. Todos los aborígenes
se reían de él señalándole la boca.
Al acercársele el Rey brujo le hizo una reverencia con los
brazos, en signo de agradecimiento, muy similar al
Reverencé del ballet.

Quizo pagar la sanación y la
hospitalidad de la tribu dándole a cada uno de los
pobladores, siendo el jefe el primero, un billete de cien
dólares. Pero los aborígenes después de
mirar la cara sonriente de Franklind, y señalar la suya en
comparación, comenzaron a comerse los billetes
agarrándose el corazón y bajando la cabeza en
ademán de gracias.

El Vikingo no entendió que sus
papirofagias eran manifestaciones de amor hacia su persona. Le
estaban demostrando que lo tenían en el interior de su
corazón.

El Vikingo se sorprendía que en esa
comunidad el dinero no valía nada. Más bien el
dinero había servido de símbolo
espiritual.

Minutos después del
espectáculo amical ,le hizo unos signos con las manos
dándoles a entender que buscaba una camioneta para irse.
Toda la tribu lo acompañó hasta la orilla del
río Huallaga. Se embarcó en una canoa conducida por
un indígena. Los despidieron con vociferaciones de
alegría y agudos tambores.

Estaba tan alegre que hasta el grito de los
animales selváticos les parecía despedidas
también. Su emoción de felicidad fue tan grande que
cuando vio la hidroavioneta en el río, se olvidó de
que ahí podían estar los militares
esperándolo.

El piloto tomó vuelo rumbo a
Chachapoyas.

El Palacio blanco estaba destruído.
Estaba semejante a una nube celestial alcanzada por un rayo del
infierno. Era como si fuesen los cuerpos de una necrópolis
devorada por las llamas del averno. Olía a carne quemada.
Los soldados tenían que taparse las narices para no
drogarse con el polvo maligno. Ningún militar pudo
descubrir algún narcohuaco.

Pero si los oficiales inhalaron la
cocaína que encontraron esparcida en el laboratorio. Otros
la recogieron en sus morrales para negociarlas en
Lima.

Las moscas se metían en las bocas
abiertas de los cadáveres a lo igual que los profanadores
de tumbas que buscan tesoros para poder vivir. Los muertos eran
semejantes a los actores de teatro o a las muñecos de
cera, por la forma petrificada de sus lúgubres manos. Los
cuerpos inertes estaban tan acribillados por las balas que daban
la impresión de tener lunares rojos por todo el cuerpo. O
tal vez varicela. O tal vez sarampión. Sus ojos intensos
podían ser interpretados con un:"Yo no quería
morir".

Lo más triste y depravado fue ver a
las rubias y pelirrojas de esa noche de orgía vikinga,
muertas y violadas por los soldados. La necrofilia fue lo
más natural para ellos. Lo tomaron en forma muy divertida
y burlesca. Una película porno tal vez.

Los militares rompían y ametrallaban
los espejos de pan de oro, los muebles, las consolas,los
jarrones, las pinturas, las esculturas, los gobelinos y las
arañas de cristal. En ese momento entró
rápidamente un capitán y los
reprendió:_¡Alto! ¡Alto¡ ¡Disparen
al aire si quieren! ¡Brutos de mierda! ¡Huevones
carajo! ¡Animales y serranos tenían que
ser!

¡No se saben que esas cosas no se
rompen! ¡Aquí se está perdiendo plata!
¡Esto cuesta una fortuna! ¡Esto se puede vender!
¡A los generales les gusta mucho! ¡Están
castigados cojudos! ¡Ya no tendrán botín de
guerra! ¡Lleven lo que ha quedado intacto a los
helicópteros! ¡Por culpa de ustedes ahora que mierda
le voy a decir a los generales!

Solapadamente algunos soldados,
astutamente, se metían joyas y piedras preciosas en sus
bolsillos.Otros maldecían por no haber encontrado un
dólar en la bóveda secreta.

El tóxico humo del
helicóptero incendiado hacía toser a los soldados
que se bañaban en la piscina. Más allá
ardían los arbustos artísticos del jardín. Y
más allá se emborrachaban con whisky jefes y
subalternos. Lejananamente se escuchaba una música .
Posiblemente estaban bailando.

El capitán,jefe de la
"Operación Palacio de Versalles" al ver el busto
decapitado de Julio César se mofó:_Cayó el
imperio romano de Tocache_se equivocó. La cocaína
en polvo y los narcohuacos le continuaron dando grandes
dividendos al Rey Midas.

Exploraban cada vez más la inmensa
vegetación campestre de la provincia de Bagua.

Se iban internando,poco a poco, en esa
naturaleza rural como tratando de mimetizarse con aquella
plantación selvática. Era un paseo ecológico
donde se desfloraba la virginidad de la santa madre
natura.

Auqui, Ilary y Valkiria desfilaban mirando
el proscenio arqueológico. Fueron aclamados por el canto
de las aves, el mugido del ganado cebú, el vuelo de las
mariposas, los deslizamientos de los reptiles y el grito de los
monos.

Después de la algarabía de la
naturaleza subieron al altar de los antepasados para ser
galardonados por nuestra enigmática cultura. Volvieron a
reencontrarse con los jerarcas selváticos: Los huacos
chachapoyas.

Los chachapoyas residían en
fortalezas amuralladas que se confundían con las
montañas de vegetación. Una especie de pastizal
rupano sobresalía por los intercalados de las piedras
superpuestas. La yuxtaposición era interferida por
hornacinas donde posiblemente los vigías observaron al
enemigo.

Valkiria se sintió inspirada en el
castillesco recinto y entonó una canción. Cantaba a
la vida. Le cantaba a las almas de ultratumba de los chachapoyas.
Ignoraba que en ese momento el Vikingo escuchaba los cantos de la
muerte de las valkirias.

Continuaron su exploración por las
verdosidades de la selva alta. Llegaron a contactar con una
comunidad de indios jíbaros. Tenían un gorro de
pieles. Otros de plumas. Aretes de largos carrizos y un
collarín de madera llegaban hasta sus clavículas.
Los collares de las mujeres eran más largos y más
abundantes que la de los hombres. Les cubrían sus
desgarbados bustos. De la cintura se desprendía unas tiras
de paja ,que les servían como delantales.

Los jíbaros no eran muy
comunicativos. Sus miradas emanaban seriedad. Cualquier
ademán de amistad que le manifestaban Auqui e Ilary no los
alteraban. Respondían mirándose entre ellos. Ni
siquiera los cantos de Valkiria los emocionaba.

El pacifismo de los jíbaros
llegó a su culmen. Lanzaron flechas, dardos de cerbatana y
lanzas a los árboles.Emitieron gritos desaforados en
sincronía con unos balanceos de su cuerpo. Esa actitud fue
tomada por los forasteros como una provocatoria de
guerra.

Ellos corrieron mirando hacia atrás.
Estaba anocheciendo. Salía la luna de su sueño
sereno y los gritos se acentuaban ensordecedoramente.Los
jíbaros miraban la luna. Tal vez para matar. Era la misma
luna que miraba el Rey hechicero para salvar al
Vikingo.

Bajó de la avioneta con el uniforme
que le había comprado al piloto. En su mano llevaba
túnica aborigen como un grato recuerdo.Los pobladores lo
saludaron con cierta extrañeza. Tenía la cara
demacrada. La dueña de la posada le contó que sus
compañeros se habían ido de excursión a la
selva. Le dio una nota.

Vikingo nos hemos ido a la selva de
Bagua.

Regresamos en cuatro
días.

Tus amigos de la comunidad de
amor.

P.D.T.A:No te alejes mucho de
nosotros.

La postdata lo conmovió hasta las
lágrimas, siendo consolado por la hostelera.

_No llore señor gringo, ya van a
venir sus amigos.

El se sentía como si estuviera
perdiendo a sus amigos. Sentía que les fallaba a sus
amigos.Pensaba:"Mis amigos están viviendo una experiencia
de sana ecología, mientras yo vivo corruptamente y he
estado a punto de morir".

Llorosamente entró a su
habitación. El llanto se le cortó
instantáneamente al encontrar en el piso el diario con el
titular de letras rojas:"Destruyeron el Palacio de
Tocache".

Leyó ávidamente el contenido.
No lo nombraban ni a él ni a los narcohuacos. Solamente
decía que Simón Jiménez Donoso, aliax:"Rey
Midas", había huído con una fortuna de
dólares;producto de su narcotráfico.

Para estar más seguro compró
todos los diarios y revistas del kiosco. Igualmente no lo
mencionaban. Tampoco a los narcohuacos.Ni siquiera la
mínima sospecha.Lo que si manifestaban era la
decomisión fiscal ,por parte del ejército, del
clohidrato de cocaína y de todos los bienes
muebles,incluyendo el mismo palacio, de la residencia fortificada
del narcotraficante Simón Jiménez
Donoso.Quemó los diarios y revistas que había
comprado para que sus amigos estuvieran más
despistados.

Un poco más tranquilo se echó
a la cama. Inhaló el polvillo de la cocaína.
Olvidándose del desayuno se quedó dormido.
Aún se sentía convaleciente.

Despertó con un fuerte dolor de
cabeza. Estaba asustado. Volvió a coquearse. En sus
sueños se había visto fotografiado en los diarios
como cómplice del Rey Midas.Tenía mucho entusiasmo
por hablar y gritar, pero a la vez se sentía deprimido.
Comenzó a hacer pelotitas de papel con los billetes de
cien dólares. Unos los tiraba contra la pared y otros los
quemaba con los palos de fósforos. Con otros billetes
envolvía los cuernos de su casco. La cara de Franklind
también sirvió de pañuelo para aliviar las
mortificaciones

que ocasiona en la nariz la droga de la
cocaína.

Su depresión era tan intensa que
decidió jugar a la ruleta rusa.Se puso el billete de
Franklind en la sien. Después que falló en el
primer intento miró una de las pelotitas de los billetes y
pensó:"Voy a matarme quemando cien dólares cuando
tanta gente pobre de por acá los necesita". Salió
de la habitación. En la calle a cada poblador chachapoyano
que encontraba le regalaba un billete de cien dólares. En
pocos minutos se había convertido en el narcobenefactor de
Chachapoyas.

Terminaba de almorzar en uno de los
restaurantes del pueblos, cuando dos tipos se le acercan
preguntándole:_¿Usted es el señor Olaf
Varanger?

_Si……….yo…….soy_respondió
nerviosamente . Cuando los dos hombres se metieron la mano en el
bolsillo para identificarse, él abrió
disimuladamente el cierre de su mochila para sacar su
revólver.

_Somos periodistas del diario "El
Comercio". Venimos para hacerle una entrevista a usted y a su
grupo. Queremos saber sobre el viaje a la Oceanía y los
troncos de árboles de Chachapoyas_el otro periodista
agregó_.También queremos saber de los huacos que se
van a promocionar en la Oceanía.

Al fin el Vikingo respiró con
tranquilidad. Fue entrevistado en medio de todo el cúmulo
de troncos forestales que se iban a enviar a Lima.

Esa noche el Vikingo salió en todos
los noticieros de la televisión y en la radio. Al
día siguiente en "El Comercio". El Vikingo,aún
desconfiado, compró todos los periódicos y revistas
del kiosco. Quemó los pasquines que seguían
hablando del Palacio de Tocache.

A las diez de la mañana
recibió una llamada telefónica. Era el Rey
Midas.

Desde abajo contemplaba boquiabierto las
robustas piernas de las charapitas que bailaban en la
celebración de un festival cervecero de Iquitos. Su nariz
roja de coquero le delataba más el sonrosado de su etnia
europea. Ellas al darse cuenta del gringo espectador se acercaron
más al andamio y empezaron a moverse con más
frenesí, dándose la vuelta y juntándose las
tres al ritmo de la cumbia selvática. Mostraban sus truzas
de colores que eran percibidas con el levantamiento de sus
estrechas minifaldas.

Las parejas que bailaban cerca al proscenio
comenzaron a reirse. Especialmente la de unos limeños. Una
joven loretana se aproximó al extranjero y le propuso
bailar:_Eh… gringo…..bailamos.

_Claro. Por qué no_accedió el
Vikingo entre la sorpresa y la alegría.Pero los europeos
no tienen ritmo para la música tropical. El Vikingo
movía el cuerpo de un lado a otro.

La muchacha le danzaba a su alrededor. El
gringo llamaba la atención por su gigantesco tamaño
y por que era gringo. Muy pelirrojo. Una pareja de limeños
vociferearon:

_¡Buena gringo! ¡No te dejes!
¡Tú le das!

El Vikingo no miraba a su pareja de baile,
sino a las tres charapitas del tabladillo que lo desorbitaban con
sus piernas, sus glúteos y sus bustos. Ni siquiera
reparaba en la melodía de las canciones
amazónicas.

Le despertaba la curiosidad los sombreros y
las botas de las bailarinas. Intrigado pensaba:"Yo he visto Cow
boys en Estados Unidos.Cómo han podido llegar al
Perú".Sus cavilaciones se interrumpieron al ser alumbrado
por unos reflectores. Unas de las bailarinas
pidió:_¡Un aplauso para el gringo
bailarín!_todos aplaudieron. Se escuchó un:U-u –
u-u-u-u-u, en el momento que su pareja de baile lo abrazaba con
un beso en la mejilla.

El afecto se prolongó al ser
fotografiados . El Vikingo soltó una carcajada.
Alzó el brazo empuñándolo en símbolo
de victoria. Por unos segundos pensó en fugarse con la
charapita por la recóndita selva. Calmada su
emoción recordó las frases amenazantes del Rey
Midas:"Quien se sale de este negocio se le quita la vida por
ingratitud".

Un gran cargamento de Narcohuacos
navegó por el Marañón y por el Amazonas para
llegar a Iquitos. Los almacenes iquiteños de la
cerámica endrogada estaban resguardados a semejanza de un
bunker nazi.

Desde la capital loretana partió la
expedición narcotraficante hacia la frontera colombiana
del río Putumayo. Por tierra,río y aire se
trasladó la mafiosa mercancía a un lugar,
limítrofe con Colombia, llamado El Estrecho. Este queda a
unos ciento cincuenta kilómetros al noroeste de
Iquitos.

Por las tres vías se descargaba la
mercancía en El Estrecho. En este estratégico lugar
los colombianos del Rey Midas esperarían al Vikingo para
cerrar el trato. Cruzarían el río Putumayo con
rumbo a su país.

El Vikingo navegó en un narcobuque
desde Iquitos hasta los puertos fluviales de Indicina, San
Francisco de Orellana y Pebas. En este último hicieron un
transbordo a unas narcolanchas que se deslizaron por el
río Ampiyacu. Al final de este fluvial los esperaban un
grupo de veinte personas, con caballos y mulas, para cruzar la
espesa selva amazónica. La meta sería la frontera.
Entre infantes y jinetes sumaban treinta y cinco
expediccionarios. El jefe de la expedición era el
Vikingo.Un guía lo orientaría por el
camino.

Para no tener constantemente que abrir
trocha, se desplazaron por sendas señaladas y por las
planicies de la amazonía.

Entre los valles de los ríos
Ampiyacu y Algodón la expedición encontró un
obstáculo.

Había una batalla campal entre los
pobladores rurales, liderados por un sacerdote; vicario del
lugar, y los trabajadores de la refinería petrolera de
Iquitos, acaudillados por un ingeniero. Era una lid de palos y
piedras que no los dejaban pasar.

Minutos después hicieron una tregua.
Ambos jefes los apaciguaron. Les hicieron una seña para
que pasaran. Se disculparon por el altercado. Luego escucharon un
fragmento del diálogo pacifista del sacerdote con el
ingeniero.

_Me sorprende que usted siendo cura. Siendo
un hombre de Dios. Siendo un hombre de paz, incite a los
pobladores a la violencia. Usted los pone en contra del progreso
del país. En esta zona buscamos petróleo para
mejorar la economía del Perú.

_Yo no los he motivado para la violencia.
Yo solamente los he apoyado en su protesta de oposición a
la explotación petrolera. Los medios de violencia que
ellos han utilizado son de mi reprobación. Estoy de
acuerdo con ellos en cuanto sus reclamos de proteger sus cultivos
y su ecología ante la contaminación ambiental que
ocasiona la exploración petrolera. Y no me venga usted con
el cuento del progreso del país o mejorar la
economía del Perú, que de hace muchos años
estamos en la misma condición. Sepa usted que

ese supuesto bienestar nunca llega a esta
pobre gente. Ellos son los olvidados del Perú.

Armaron un campamento para pasar la
noche.Se atosigaron hasta no poder con la típica cecinada
selvática. El Vikingo comió como comen los
vikingos. Asentaron la cena con el licor chuchuhuasi .Luego se
inició el coqueo. El guía rechazó el
chuchuhuasi y la cocaína pero propuso tomar ayahuasca_ Eso
se toma poquito y despacito señor sino se pasa del cielo
al infierno_pero el gringo no aceptó el sabio consejo. De
pronto se vio en una caverna infernal donde seres
diabólicos le estrujaban el cuerpo con signos de
devoración. Aterrado gritó y despertó de la
horrible pesadilla. Todos se mofaron de él. Se le
acercó el nativo guía y le dijo que a la ayahuasca
se le tiene que respetar sino los espíritus se recienten.
Le contó que hace unos años una tribu de la selva
obligó a unas monjitas misioneras a beber ayahuasca. Ellas
vieron en el viaje espíritus satánicos que las
estaban violando. Cuando despertaron estaban realmente violadas y
embarradas con una tierra fangosa de su valle.Los
aborígenes declararon que habían visto
espíritus angelicales en su viaje y que les pedían
que se unieran a ellos en eterna alianza. Las monjitas
creyeron que era un designo providencial en los caminos
torcidos de Dios. Hoy en día son esposas y madres de
muchos hijos en esa comunidad tribal.

Bordearon el río Algodón
porque no convenía cruzarlo. Estando a veinte
kilómetros de la frontera encontraron otro
obstáculo. Una tribu de cerca de cien indígenas
comenzaron a rodearlos. Adultos,mujeres, niños y ancianos
estaban totalmente desnudos. Tenían el cuerpo pintado con
círculos y rayas de colores rojo,azul y verde. Los hombres
tenían un plumaje en la cabeza y las mujeres una cinta en
la frente.

Los más jóvenes de la tribu
los apuntaban con flechas, lanzas y cerbatanas. Los infantes y
los jinetes ,en forma disimulada, intentaron sacar sus armas pero
el Vikingo se los prohibió_Todavía no se ha dado la
última palabra de ellos. Hay que ver que pasa. Es el
primer encuentro. Una tribu semejante me salvó la vida. Se
acuerdan que les conté sobre mi curación. Creo que
ellos quieren llevarnos a su comunidad rural_efectivamente los
conducieron al campamento. Ahí habían más
desnudos. Los únicos que tenían los
genitales cubiertos eran los jefes esposos de la
tribu.

Los jinetes fueron obligados a descabalgar.
Los aborígenes miraban y tocaban los lomos de los caballos
y las mulas con gestos de sorpresa. Los expedicionarios no
tenían miedo. Sus armas de fuego le daban mucha seguridad
ante las armas blancas de ellos.

Se pasaban los minutos. Los
indígenas dialogaban en su lengua con su jefe. Observaban
más el rostro del Vikingo que el de sus compañeros.
Entonces el normando, no temiendo la amenaza latente, sacó
de una de las mochilas las adulteraciones caprichosas de los
huacos eróticos.

Primero con seriedad y luego con risotadas,
los indígenas miraron los coitos, falosucciones, penes,
vaginas,senos, rectos y las diferentes poses sexuales de los
narcohuacos. Luego los compararon con sus genitales y otras
partes erógenas de sus cuerpos.

Las parejas de esposos,que eran la
mayoría de la tribu, se tendieron en la superficie
campestres para tener copulaciones en imitación a las
diversas poses eróticas de las cerámicas. Los
solteros tiraron sus armas amenazadoras y comenzaron a
masturbarse. Los ancianos ligeramente se pasaban la mano sobre
sus genitales. Las jovencitas se esprimían los pezones.
Los niños los miraban estupefactamente. Unos reían.
Otros hacían ademanes de imitación muy similarmente
a los que hacían los alumnos de Auqui. El Vikingo
recordó una escena similar cuando vio en el baño de
un colegio, unos dibujos de huacos eróticos en
imitación a una pareja de enamorados. Era como si los
discípulos se hubieran proyectado al futuro.

El Vikingo había regalado más
de ciento veinte unidades de huacos. Se fueron de la comunidad
tribal inadvertidamente. Aún en la lejanía
selvática se seguían escuchando los quejidos de
excitación sexual. Los narcohuacos salvaron
afrodisíacamente la vida de treinta y cinco
narcotraficantes.

El Vikingo repuso con sus dólares el
precio de las ciento veinte unidades. El Vikingo recibió
cientos de miles de dólares por los narcohuacos que
entregó. En el futuro recibiría más.
Millones de dólares serían en el Pacífico y
en Malasia.

Era una mañana veraniega, pero con
una atmósfera de invierno, la que iba a presenciar el
éxodo marino de la expedición Tupac Yupanqui.El
Tupac Yupanqui tenía un maderámen con una eslora de
mayor amplitud.Los cuatro navegantes y su tripulación
sobrevivirían al diluvio de la miseria para encontrar la
tierra prometida. En Lima se habían fabricado cientos de
miles de narcohuacos en un laboratorio secreto. Ellos estaban
abrigaditos. Bien guardaditos en papel. Escondiditos en los
almacenes de las balsas incaicas. Nunca cayó polvito
blanco cuando los invertían.

Las balsas tenían las mismas
estructuras de las balsas incaicas. Se construyeron cuatro
más: "Pachacute","Huayna Capac","Huascar" y "Atahualpa".
Cada una tenía seis remeros. Solamente el"Tupac Yupanqui"
tenía diez. Incluyendo a Valkiria e Ilary que estaban
decididas a remar.

Decenas de troncos fueron pegados y
amarrados con fuertes sogas.Unos servirían de flotadores y
otros en el segundo nivel para mayor seguridad. En medio de la
plataforma se edificó una caseta como dormitorio y
almacén de cerámicas.

El mastil de la embarcación flameaba
una enorme vela con los siete colores del arco Iris. En la parte
central tenía el escudo del dios Inti bordado con hilos de
oro. El timón estaba compuesto por tres troncos
complementados. Uno vertical adelante, engranado con el
horizontal que cruzaba por debajo de la balsa. Este a un tercero
que en forma oblícua portaba en el extremo una paleta
direccional del agua.

Más allá de los vientos de la
línea ecuatorial y de los remos de los treinta y cuatro
navegantes, el mejor timón lo tenía el destino que
caía del cielo.

Ese gran día de la histórica
partida, estaban al lado del presidente de la república:
El Cardenal,los ministros de marina y cultura, los embajadores de
Noruega, Francia y Ecuador, el alcalde y el presidente regional
del Callao.

Al lado izquierdo se encontraban los cuatro
tripulantes del Tupac Yupanqui.

El Vikingo estaba totalmente disfrazado de
normando. Sus trenzas caían por debajo de su casco
carnudo. La espada tenía unas piedras rojizas en la
empuñadura dorada. El escudo azulejo hacía
contrastar un águila negra. El ropaje se confundía
entre pieles, lana y adminículos
metálicos.

Valkiria tenía su casco dorado y
alado. Su largo vestido blanco hacía sobresalir sus
galvánicos collares,pectorales,pulseras y
sandalias.

Auqui personificaba a Tupac Yupanqui.
Tenía su maskaipacha de oro con pendientes hilajes
áuricos. La riqueza ambárica se veía en los
aretes,brazaletes,muñequeras y el pectoral que emblemaba
al dios sol. Sus calzados calados se hacían más
explendorosos con las plumas del korekenque. Plumaje multicolor
que también engalanaba el escudo, la makana y la
corona.

Ilary se exponía de ñusta
irradiando una guirnalda plateada. Su emoción coronaria
descargaba latidos que provocaban la vibración del
pectoral de la Mama Quilla.Todos sus adornos femeninos brillaban
como la luz de su alma. El vestido era rojo en semejanza con la
sangre incaica.

La ceremonia fue televisada en casi todos
los canales del mundo. Al público asistente y a los
periodistas se les limitaba con un cordón policial. El
presidente de la república demostró su capacidad de
oratoria, y terminó su discurso diciendo:

_Una vez más repito. Me siento
orgulloso de haber sido privilegiado históricamente para
homenajear con esta despedida a los portadores de la cultura
autóctona, que mediante estos ejemplares_ Cogió los
huacos oceanográficos y nórdicos_.Difundimos la
cultura precolombina e indoamericana de nuestros antepasados por
la lejana Oceanía. Gesta histórica que
emprendió el gran Tupac Yupanqui.

¡Viva el Tawantinsuyo!

¡Viva Tupac Yupanqui!

¡Vivan los Incas!

¡Viva la cultura
universal!

¡Viva el Perú!

¡Viva Noruega¡

Fuertes aplausos aclamaron al jefe de
estado. El presidente y las demás autoridades felicitaron
a los cuatro aventureros.

El cardenal celebró una
paraliturgia. Encomendó la expedición a la
protección de Dios.

Echó agua bendita a las cinco
balsas. La primera dama rompió botellas de
champañas en cada una de las embarcaciones. Recibieron
así su nombre de bautizo.

En medio de aplausos, griteríos y
pañuelos blancos se dispararon veinte cañonazos y
volaron quince palomas blancas. Los cuatro tripulantes mayores,
segudos por los seis marineros ,subieron al Tupac Yupanqui.
Igualmente lo hicieron los remeros de las otras naves. Sus
rostros sonrientes indicaban una cierta seguridad de éxito
en la travesía. Se soltaron las amarras. El Vikingo
tomó el timón. Un fuerte viento veraniego
sopló la vela de la bandera tawantinsuyense. Se fueron
alejando del puerto del Callao.

En Punta roca los jóvenes tablistas
movían su brazo de saludo a la expedición.
Simultáneamente hacían piruetas exhibicionistas con
la tabla hawaiana.

En Ancón la flota incaica fue
seguida por los veleros de colores. Sus pilotos admiraban el
irradiante Inti que brillaba en el Tupac Yupanqui.

Pasando por Supe salió un periodista
entre los saludos de unos muchachos. Tomó un bote
enrrumbándose con destino a la nave mayor. Minutos
después se subía a la balsa para hacerle una
entrevista al Vikingo.

_En Supe un europeo como usted apoyó
a un soldado chancayano a proclamar por primera vez la
independencia del Perú.¿Qué opina usted al
respecto?

_Me siento orgulloso que un europeo como yo
haya sido partícipe de un hecho histórico tan
trascendental para el Perú.Pero creo que mi amigo tiene
que decirle algo más de esta proclamación_El
micrófono fue cogido por Auqui.

_Yo sé que la primera
proclamación de la indepencia la dio San Martín en
Huaura, y el era argentino.

_Quiero informarle señor Auqui
Yupanqui_aclaró el periodista_. El soldado Francisco
Vidal, llamado "El príncipe soldado de la
independencia",proclamó por primera vez la independencia
del Perú en Supe en Abril de 1,819. El fue apoyado por el
almirante inglés Lord Cochrane.

El Vikingo abrazó a Auqui y
bromeó_Entonces yo te acompaño a que proclames otra
vez la independencia del Perú.

Anclaron en Chimbote. Comieron un rico
pescado frito y pasaron la noche. Se durmieron con la fragancia
ictiológica de la morada porteña. El Vikingo
seguía con su coquita. Su naricita siempre estaba rojita.
Decía que estaba resfriado pero no estornudaba. El
resfrío blanco le duró hasta Malasia. Hablaba mucho
en el viaje. Había que callarlo. Pero al menos su
entusiasmo de parlotear hizo que el viaje sea menos
tedioso.

En Huanchaco un pescador aproximó su
caballito de totota al Tupac Yupanqui.

_¿No te cuerdas de mí
gringo?

_No. Disculpe. No me acuerdo.

_Como yo si me acuerdo de usted y de su
novia.

_Me parece que su cara me es
conocida_intentó recordar el Vikingo.

_¡Claro gringo! Yo con unos amigos te
acompañamos con nuestros caballitos de totora desde
aquí hasta Chimbote.

_Ah….ah….ah…_recordó, seguido por
Valkiria_.Ahora que me acuerdo eras tú el que me
enseñaste a navegar en caballitos de
totora-ja-ja-ja-ja-ja, disculpa el olvido.

_¡No ves como te acuerdas
gringo!

Y así terminó el
griterío de reconocimiento.

En Chicama los vikingos los vikingos se
acordaron de los huacos nórdicos que había
encontrado el arqueólogo en ese lugar.

_Auqui toda esta locura empezó
aquí_Valkiria señaló la desembocadura de un
río.

_Esta locura venía desde
Canadá. A lo mejor nuestros ancestros han llegado con sus
barcos hasta acá. Estamos navegando en sus aguas_se
admiró el Vikingo.

_Nuestras aguas_nacionalizó
Auqui.

En Pimentel les llamó la
atención, entre la algarabía de los muchachos
descalzos, que un jovencito les gritara dando saltos_¡Yo me
llamo Santiago! ¡Calma,calma! ¡Ya van a llegar
vientos más fuertes! ¡Ya van a llegar al otro lado
del océano!

Anclaron en Paita. El atardecer
transcoloreaba todo el balneario. Volvieron a comer un rico
pescado frito. Compraron peces para el cebiche del día
siguiente. El Vikingo se sintió muy contento porque hasta
el momento él había sido el pescador. Sus
sueños de volver a pernoctar en un puerto pesquero fueron
despertados con la propuesta de Ilary.

_¿Por qué no pasamos la noche
en Máncora.

_¿Por qué en
Máncora?_se sorprendió el Vikingo.

_Porque en esa playa hay más
juventud. Tal vez los jóvenes quieren saber más de
nosotros o tal vez culturizarse.

_¿Y tú crees que los
pescadores no?_preguntó seriamente el Vikingo.

_Bueno, ya le dimos su oportunidad en
Chimbote.

_Ayá nos hicieron más
preguntas que en Paita_comparó Ilary.

_Yo creo que Ilary tiene
razón_concluyó Valkiria.

_Eso no significa que estamos contra los
pescadores_diferenció Auqui.

_Está bien………vamos
a Máncora_ determinó el Vikingo.

En medio de la negra noche las balsas
incaicas navegaron alumbrándose con antorchas porque no
había luna. Semejantes a las embarcaciones normandas que
cruzaron los mares de los islotes castillescos, pasaron por las
aguas de las torres petroleras de Negritos y Lobitos. Fue una
negra y voraz aventura.

Las teas marinas se reencontraron
familiarmente con las fogatas que los jóvenes
habían prendido en las orillas de la playa de
Máncora. Las guitarras y las canciones juveniles daban la
bienvenida a la expedición incaica. Cientos de cientos de
carpas se abrían para soltar el frenesí de la
juventud, que corría por la arena para recibir a los
navegantes.

Después del anclaje, algunos
jóvenes se subieron a las balsas cantando y bailando al
ritmo de sus minicomponentes. La más concurrida fue la
Tupac Yupanqui por la presencia extranjera del Vikingo y
Valkiria.Pasaron desapercibidos Auqui e Ilary. Algunos que otros
marihuaneros les decían:_¡Que mostra tu corona loco!
¡Que paja tu vincha flaca!

A los vikingos les sonreían
constantemente. Les daban la mano y les hacían preguntas
en inglés sobre sus viajes y sobre Noruega, en forma muy
aduladora. En el fondo no había nada de cultura. Todo era
muy chabacano. Es que en realidad casi todos estaban borrachos y
drogados. Uno de ellos desfiguró más la
situación al burlarse del Vikingo.

_Oye cachudo ¿Con quién te
puso los cachos tu mujer?

Pero el Vikingo no conocía la
traducción de la jerga y alzando los hombros
contestó:

_No sé a que te refieres. Estos
cuernos me los fabricaron en un taller de Oslo. Valkiria no me
los puso. Ella no sabe hacer eso.

Ja-ja-ja-ja-ja-ja….¡Que buena!
¡Que buena! O sea fueron un montón. Todos los patas
del taller. Ja-ja-ja-ja-ja_reía el muchacho con su grupo,
aplaudiendo y gritando vulgarmente. El Vikingo los miraba sin
comprender nada.

_¡Basta ya! ¡No seas
malcriado!_le llamó la atención Auqui.

_Tú no te metas pacharaco. O
tú también se lo has puesto al
Vikingo_volvió a carcajear el muchacho. De su cara
salía una maldad diabólica.

Se levantó un fornido marinero y
amenazó al mozalbete_¡Te voy a romper la cara mocoso
de mierda!_pero el Vikingo lo detuvo, para luego ordenar a los
jóvenes bajar de la balsa. Les requintaron la
madre.

Desde la playa el atrevido mancebo
volvió a fastidiar_¡Oye cachudo mañana me
traes un huaco porno para darle clases a mi hembrita!

Se multiplicaron las risotadas y las
requintadas de madre.

Al día siguiente tuvieron miedo de
anclar en Puerto Pizarro, pese a las aclamaciones de la juventud
playera. Ilary bajaba el rostro ante las miradas del Vikingo,de
Valkiria y Auqui. Después de tres días pisaban
territorio ecuatoriano al desembarcar en la isla de Puná.
El golfo de Guayaquil los rodeaba. Pescaron y recogieron
frutos.

Una delegación de autoridades
guayaquileñas les dio el primer homenaje de la
nación ecuatoriana. En un fragmento del discurso
protocolar se determinó una cita
histórica.

_¡Desde esta isla de Puná en
el Ecuador, Francisco Pizarro en 1,531 se llevó a Tumbes
del Perú, la primera manifestación cultural
europea!

Auqui en su discurso de agradecimiento le
devolvió el nacionalismo al gobernador de
Guayaquil_¡Desde San Miguel de Piura en el Perú,
partió Benalcázar en 1,534 para fundar San
Francisco de Quito, la primera ciudad española en el
Ecuador!

En Manta se repitió el
fanático chauvinismo ecuatoriano que siempre trató
de minimizar la historia del Perú, con las frases del
ministro de marina_¡Es aquí en Manta, donde el Inka
Tupac Yupanqui recibió las primeras noticias, de parte de
unos mercaderes, de la existencia de las islas Toamatu y las
Marquezas en la Oceanía. Por lo que concluyo que si Tupac
Yupanqui no hubiera llegado a Manta, no habría podido
conocer Oceanía!

Otra vez Auqui volvió a
embestir_¡Tupac Yupanqui fundó la ciudad andina de
Quito, aproximadamente en 1,465, antes de Benalcázar,
civilizando el lugar con los colonos mitimaes que llevaron del
Cusco. Posteriormente civilizaron los señoríos de
Huancavilca en el golfo de Guayaquil!

Al cabo de una semana que las balsas
incaicas habían bordeado las costas del norte del
Perú y el sur del Ecuador, la incursión Tupac
Yupanqui partió de la bahía de Manta para cruzar,
por primera vez, el gigantesco Océano
Pacífico.

Fueron cerca de cuatro días de viaje
desde Manta a las Islas Galápagos, que se encuentran a 926
kilómetros de la costa ecuatoriana. Algo así como
de Lima a Piura. La excursión empezaba a ser custodiada,
desde el horizonte, desde el narcobuque. Los narcohuacos no
podían ahogarse en la mitad del océano. Solamente
el capitán Vikingo sabía porque esos buques estaban
en la superficie marina.

El Archipiélago de Colón.
Territorio del Ecuador. Está constituído por nueve
islas. Isabela(La más grande), Fernandina, Pinta,
Marchena, San Salvador, Santa Cruz, Santa Fe, Santa María,
La Española y San Cristóbal, donde se encuentra la
capital que es Puerto Barquerizo. Podemos decir que el decubridor
de estas islas de las Galápagos fue Tupac Yupanqui, mas o
menos por 1,470. Pero la historia señala a Tomás
Berlanga, conquistador español, como el descubridor de las
Galápagos en 1,565, quien bautizó el
archipiélago con el nombre de las "Islas encantadas" por
la maravillosa ecología que encontró. Aunque la
variedad climática lo pudo haber incomodado.

Una mañana soleada y calurosa
llegaron a las paradisiacas islas de los Galápagos, siendo
recibidos en Puerto Barquerizo, con bombos y platillos, por el
presidente del Ecuador, el ministro de educación, el
ministro de marina, y un sacerdote; que era el prefecto
apostólico de todo el archipiélago. Se les
entregó las réplicas de las cerámicas, que
no tenían nada de clorhidrato de cocaína. Las
malsanas se vendieron a los turístas y colonos de los
contactos mafiosos. A los otros se les dijo que eran pedidos de
reserva y que tenían que solicitarlo por Internet.Lo mismo
hicieron en Marquesas y Toamatu.

Los narcodólares del Vikingo
permitieron que durante tres días los treintaicuatro
marineros se hospedaran en el hotel más lujoso de Puerto
Barquerizo, disfrutando de los entretenimientos turísticos
de la posada. El personal de seguridad y la policía
cuidaban las balsas , pero los narcobuques no desaparecieron del
horizonte.

Todos los turístas, incluyendo
periodistas, les hacían mil preguntas sobre su viaje a la
Polinesia.

En un yate del hotel los cuatro aventureros
recorrieron las nueve islas de los Galápagos.

Se impactaron con el fabuloso
espectáculo ecológico de peces policromados, orcas,
delfines, tortugas gigantescas, plantas sofisticadas, flores
ornamentales, aves multicolores, extraños
mamíferos, reptiles y felinos. Realmente comprobaron
porque se les llamaba "Islas encantadas". Parecía el
paraíso terrenal antes del pecado original.

Agotados placenteramente del encantador
paseo, regresaron al hotel después de algunos días.
Sonó el teléfono de la suite del Vikingo. Era en el
Rey Midas.

En el discurso de despedida volvieron a
aflorar el típico ecuatorianismo, cuando el presidente de
la república, mirando a Auqui y al prefecto
apostólico, expresó: _La providencia divina
privilegió a Tupac Yupanqui al conocer la maravillosa
ecología de Galápagos que lo impulsó a
buscar otras semejantes en la Oceanía. Ustedes
también han sido privilegiados en conocer aquí, en
estas islas ecuatorianas, el primer paraíso
ecológico de todo el mundo, reconocido por la cultura
universal.

Por tercera vez Auqui les devolvía
el nacionalismo_Galápagos se privilegió al recibir
en sus entrañas ecológicas al más grande
aventurero de la América precolombina:Tupac Yupanqui.
Así como Galápagos, otras maravillas en el mundo
hacen florecer su ecología. Tenemos así las Islas
Paracas y la Selva de Manu en el hermoso Perú.

Las balsas incaicas fueron bendecidas por
el prefecto apostólico, como desconociendo la
bendición del cardenal en el Callao.

Cuatro veces la distancia de la costa
ecuatoriana a Galápagos, es lo que separa a América
del sur de las Islas Marquesas y Toamatu. Es decir que partiendo
de Manta hasta las estas islas oceánicas se recorre un
promedio de 4,630 kilómetros, en un tiempo de un mes
aproximadamente. Tomando en cuenta un mes de regreso y algunas
semanas de estadía en las islas, duraría toda la
travesía algo más de tres meses, que es la tercera
parte de los supuestos nueve meses que tardó Tupac
Yupanqui. Posiblemente la permanencia

del Inka en la Polinesia fue más
prolongada.

De esta forma, como lo había
calculado el Vikingo, resultó en un ochenta por ciento el
viaje, en razón de duración de tiempo.

El Vikingo llevó una brújula.
Se guiaba siempre por el oeste central. Nunca se desviaba hacia
el noroeste o por el suroeste. Por esta razón su viaje
fue, casi exactamente, en la misma línea ecuatorial de los
cero grados, pasando por los meridianos de 90, 105, 120. 135 y
150 grados.

Los marineros remaron como los vikingos de
la conmemoración de los mil doscientos años.Cuando
les venía el desgano a los remeros peruanos, el Vikingo
los estimulaba con un megáfono_¿Quién puede
los vikingos o los incas?_ellos contestaban:"Los incas",
retomando más fuerzas para el remeo. Esos gritos del
normando eran similares a los látigos de las galeras
romanas.

Los vientos de Sáfiro soplaron al
Tupac Yupanqui.

La sangre de Poseidón
vitalizó las corrientes marinas que paseaban a los
odiseícos.

De tres a cuatro días iban
encontrando archipiélagos e islotes anónimos. Unos
estériles y otros ricos en vegetación. Pescaban y
recogían frutos.

El sol pigmentaba el cielo y el mar de
acuerdo a su descomposición niutoneana. Las aves iban y
venían como las olas del océano.

En menos de una semana aparecía un
narcobuque carguero. En cuanto divisaba la nave, el Vikingo se
comunicaba con su inalámbrico radio operador.
Supuestamente esos navieros iban a colaborar con la
difusión de la cultura por otros confines de la tierra. La
embarcación se aproximaba y el Vikingo ordenaba a la
tripulación, de una de las balsas, apegarse hasta la mitad
del gigantesco barco. Se abría una puerta de cuatro a
cinco metros de largo y de ancho, que recibía a los
cientos y miles de narcohuacos. Luego se descendía ,con
unas cadenas, una rampa de madera para que subiera a cubierta el
Vikingo.

Se demoraba algo más de media hora
entre cerrar el trato y comunicarse con el radio operador con el
Rey Midas. Bajaba contento con los dólares en la mochila.
Ahí mismo le pagaba a sus amigos y a todos los marineros.
La mayor ganancia era para él.

Cinco narcobuques se hicieron presentes en
toda la odisea. Un estadounidense, un francés, un
italiano, un español y un colombiano. Todos contribuyeron
aligerando el peso de las cinco balsas. De no se así, el
viaje hubiera durado un mayor tiempo.

Cada descarga era una intranquilidad para
el Vikingo. Se había obsesionado con la aparición
de un guardacosta y con un posible motín de los marineros.
Por eso siempre portaba una pistola 38 que los narcos le
habían dado en Lima.

Regresaron las sospechas de Auqui e Ilary.
Ellos no supieron disimular como Valkiria.

Las sátiras de Auqui envenenaron al
Vikingo, quien arriezgándose, aunque su arma lo iba a
decidir al final, desafió:

_Si quieres agarra uno de los huacos y
rómpelo. A lo mejor el polvo que ves es clorhidrato de
cocaína.

_¿Por qué no lo haces
tú?_propuso Auqui.

_Porque quiero que tú pagues con tus
dólares el precio de tu desconfianza.

Las dudas de Auqui se calmaron, un poco
más, cuando acompañó al Vikingo al interior
de un narcobuque francés. Solamente vio marinos
entremetidos en los containers metálicos y de madera. En
su presencia al Vikingo se le canceló por los
narcohuacos.

_Cómo puedes pensar eso de Francia
qué es la cuna de la cultura_sarcásticamente el
Vikingo dejó intrigado a Auqui.

Era el turno del negocio con el buque
italiano. Ilary, dudosa también, quizo acompañar al
Vikingo. Este burlonamente volvió a manifestarse_Claro.
Vamos. Puede ser que tú encuentres la blanquita que Auqui
no ha encontrado. A propósito cómo puedes pensar
eso de Italia que es la cuna del arte.

El "Huayna capac" se los llevó para
el negocio. Auqui tuvo interés por conocer a
Valkria:_¿Ustedes las europeas no son celosas
verdad?

_Lo somos. Pero mucho menos que las
latinas. En este caso yo casi no siento nada por Olaf. Ya todo ha
pasado.

_¿Y el siente algo por
ti?

_Creo que no. No te has dado cuenta que
desde que estábamos en la selva él ya era
indiferente conmigo. Igual se está comportando en alta
mar.

_¿Y desde cuando tú ya no
sientes nada por él?

_Desde la apuesta que propuso. Solamente lo
extrañé sexualmente cuando viajó a Tocache.
Tú sabes que de eso uno se acostumbra.

_¿Aún lo sigues
extrañando de esa manera en medio del
océano?

_Creo que ya no. La última vez que
hicimos el amor aquí en la balsa, me sentí como si
él practicara la necrofilia conmigo.¿Y tú
como vas con Ilary?

_Igual que tú, creo. Muy distante en
los dos aspectos.

_¿Desde cuando? Si se puede
saber.

_Desde que miró coquetamente a todos
los gringos en esa discoteca del Cusco que fuimos. Hizo lo mismo
en la de Miraflores y en la de Galápagos. Discutimos
mucho. Todo eso me ha enfríado. Es triste cuando ya no se
ama.

Pero es lindo cuando se vuelve amar_lo
estimuló Valkiria.

_¿Tú estás viviendo
eso?_inquirió Auqui, mirándola con
profundidad.

_Sí…….por eso ha
regresado la felicidad a mi corazón.

_¿Y desde cuando? Si se puede
saber.

_Desde el momento que nos miramos cuando
Olaf perdió la apuesta.

_¡Cállate! ¡No hables
tonterías! ¡Ustedes las gringas son bien sueltas de
palabras!

_¿No querías saber? No te
preocupes . Yo seguiré siendo fiel a Olaf y tú a
Ilary.

El coloso metálico rugía como
un titán de ultratumba por las fauces de sus
chimeneas.

Ilary se atemorizó con su
impresionante tamaño que opacaba al Wascar. Aterradamente
lo abrazó al Vikingo, sintiendo en su rostro el calor de
su bellosidad pectoral. Ya había sentido ese palpitar del
pelaje coronario, cuando lo abrazó al impactarse con el
salto acrobático de una ballena negra. El cetáceo
ensombrenció el dorado solar del Tupac Yuyanqui. El
fenómeno volvía a repetirse entre el Narcobuque y
el Wascar.

_No temas. Yo estoy contigo._le
brindó su protección el Vikingo,
acariciándole el cabello. Ella temblaba como una hoja
víctima de las ráfagas invernales.

En la cubierta del barco ,Ilary se
soltó bruscamente del normando. Caminó distante de
él y le quitó la cara al sentir su mirada
penetrante.

Los marineros italianos le lanzaban piropos
en su idioma, y no faltó uno que caballerosamente le hizo
la corte. El Vikingo poniendo una cara de bárbaro enemigo
caminó rapidamente hacia el galán italiano. Ella lo
detuvo con la palma de la mano_¿Qué
sucede?

Estamos hablando como
amigos.¿Qué te pasa?

_No me pasa nada. Creí que te estaba
fastidiando.

_Si me estuviera fastidiando te
pediría ayuda.

_El Vikingo después de unos segundos
de mirada amenazante hacia el italiano,
preguntó:_¿No vas acompañarme donde el
capitán para despejar tus dudas?

_No. He cambiado de opinión.
Prefiero quedarme aquí para conocer a esta nueva amistad.
Me está cayendo muy bien. Tiene un buen
ángel.

_¿Habla tu idioma?

_Solamente un poco de inglés, pero
nos comprendemos porque el italiano tiene vocablos semejantes al
castellano.

_Está bien. Ya regreso. Ten
cuidado.

El italiano lo miraba con algo de temor.
Los demás marineros cesaron de reír al
confrontarlos el Vikingo con la dureza de su rostro. La verdad de
los hechos era que el Vikingo asustaba a cualquiera con su
estatura gigantesca y su hercúlea corpulencia.

En el retorno de la balsa, Ilary quizo
conocer los sentimientos del Vikingo.

_¿Por qué quisiste golpear al
italiano?

_Creí que te estaba
molestando.

_¿Celoso?_El Vikingo con una risa
picaresca le respondió:_Sí. Celoso por mi amigo
Auqui. El es una buena persona.

_¿Solamente por tu amigo
Auqui?

_También porque pensé que te
podías quedar en el buque. La expedición
estaría incompleta. Igualmente nuestra comunidad de
amor.

_No me hagas reír Vikingo. Tus
sentimientos creo haberlos descubiertos con tu propuesta de amor
libre. ¿O ya no te acuerdas?

_¿Crees que los nórdicos como
nosotros, que practicamos el amor libre, no tenemos sentimientos
al igual que cualquier ser humano?

_Me parece que si lo tienen, pero muy poco.
No ves como estabas dispuesto a cambiar a cambiar a Valkiria por
mí.

_ ¿Y tú estabas dispuesta a
cambiar a Auqui por mí?

Partes: 1, 2, 3
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